Como parte de las celebraciones por el Centenario del Escultismo, recibimos la amable invitación de parte de nuestros Hermanos Scouts del Grupo Scout Paul Atreides, miembros de U.S.T.A – Perú (Unión de Scouts Tradicionales de América), para participar en el Campamento Brownsea del 30 de julio al 2 de agosto. Naturalmente, debíamos recibir dicho acontecimiento haciendo lo que caracteriza a los Scouts, acampar, y aceptamos gratamente la invitación. Recién llegados del Campamento de Fiestas Patrias, nos dimos una noche de descanso antes de asistir a este Campamento. La delegación de Huellas Profundas, conformada por la Patrulla Lipigas (Claudia, Marjorie, Leslie y Cinthia), la Patrulla Toros (Jeancarlo, Ronald, José y Nazar) y, en representación del Clan de los Caballeros Templarios, Pocho y Eder, arribó al Club Cogollo Portuario al mediodía del martes 31 de julio. Rápidamente, usando algunos eucaliptos traídos desde nuestro local así como troncos y caña obtenidos con la ayuda del machete, las Patrullas construyeron sus respectivos rincones, mientras que los Rovers improvisaban un sabroso plato con los pocos ingredientes que había para el primer almuerzo.
Llegó el momento de la primera tanda de juegos, que comenzó con una formación para que los competidores se conozcan. Por Paul Atreudes competían las Patrullas Topos y Cóndores, además de un equipo de su Clan; y en representación de Huellas Profundas se hicieron presentes las Patrullas Lipigas y Toros. Por otro lado, la Manada de Atreides recorría una pista de comando que incluía un descenso en polea. Los Caballeros Templarios, siempre deseosos de aventuras, se animaron a un “sargento” en la soga usada para el descenso en polea. Los seis metros de altura no fueron obstáculo para ellos y animaron a los troperos que se sentían seguros de sí mismos a hacer lo mismo. ¡Harta garra de los Yawar Mana Manchakuq! Realmente tienen “sangre valiente”.
Luego de la cena se recolectó leña, tras lo cual hubo un tiempo libre en el que los participantes del campamento dieron muestra de la alegría y hermandad que caracteriza a los Scouts y vivieron de momentos de integración. Los ánimos eran perfectos para lo que seguía, un juego amplio nocturno en el que tuvieron que superar bases usando su fuerza, habilidad, coordinación y, por supuesto, manteniendo siempre su Espíritu Scout. Durante el transcurso del juego llegó Luis Ángel, justo a tiempo para la fogata. Era la noche previa al Centenario y nuestros Scouts se reunieron alrededor del amigable fuego, ahí cocinaron, jugaron y contaron historias. Ya de madrugada llegó Carlos. A pesar de ser tarde, hubo ocasión para una pichanguita antes de que los Scouts fueran a descansar junto a las brasas. No ocurrió igual con los Rovers que tuvieron tiempo de recorrer Chaclacayo y sus alrededores. Fueron momentos en los que reflexionaron acerca del Escultismo, lo que significa pertenecer a un movimiento que ya lleva un siglo de existencia, en qué situación se encuentra éste en nuestro país, qué impacto debería tener, en como había contribuido a la formación de sus vidas, por qué continuaban participando activamente, cuál es nuestra misión dentro del Escultismo y cómo llegarían a cumplirla. Muchas dudas se despejaron y pudieron vislumbrar el camino que deberían seguir. Fue de esta forma como, al regresar al club, recibieron las primeras luces del amanecer del Centenario Scout.
Un breve sueño, casi un parpadeo, fue suficiente antes de dirigirnos al colegio Fe y Alegría de la urbanización La Era. Ahí fuimos guiados por hermanos españoles quienes nos hicieron conocer obras realizadas el año pasado por un grupo de Compagnons y Jems (miembros de la Rama Mayor en Scouts et Guides de France), para después emprender rumbo a Río Seco, en una caminata que puso a prueba la resistencia de todos. El camino recorrido fue extenso y los rayos del sol dificultaban la marcha; a pesar de ello no nos amilanamos, vencimos al cansancio y logramos completar toda la ruta. Al llegar al club, todos disfrutamos de un reconfortante almuerzo y un merecido descanso. Llegada la noche, preparamos la fogata, alrededor de la cual Scouts de Paul Atreides y de Huellas Profundas compartieron canciones y sketchs. Al final, preparamos a leña una suculenta sopa de fideos, canchita y marshmellows. Reunidos alrededor del cálido fuego, dormimos nuevamente al aire libre. A la mañana siguiente, un poco de football americano y tiro con arco fueron nuestro pasatiempo. Diana se hizo presente ese día y tuvo a su cargo una instrucción personalizada de pionerismo. Mala suerte que no estuvo tan soleado como los días anteriores, pero de todas formas nos dimos un chapuzón en la piscina. Llegó el momento de partir, los momentos compartidos habían reforzado la amistad entre ambos Grupos Scout y la despedida fue fraterna. No se puede concluir este artículo sin antes agradecer en nombre del Grupo Scout APE Huellas Profundas al Grupo Scout Paul Atreides por la organización de este Campamento. ¡Esperamos poder vivir nuevas aventuras juntos! ¡Ya celebramos cien años de Hermandad Scout! ¡Vamos por cien más!
¡Siempre Listos para Servir!
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